"- Yo soy una princesa, lo son todas las mujeres, aunque vivan en sucios y viejos desvanes, aunque se vistan con harapos, aunque no sean hermosas, listas o jóvenes. Todas somos princesas. Todas. ¿Nunca le ha dicho a usted eso su padre? ¿No se lo ha dicho?"

miércoles, 13 de agosto de 2008

No lo digas jamás

Ella estaba llorando. Con lo más hondo de su corazón, con lo mas sincero. Ese era un llanto profundo, el más triste que había visto diría yo, hasta causaba sentimientos a quien la estaba mirando.
Se acerco y le pregunto porque estaba así.
Ella contesto que estaba destrozada. Que lo odiaba, que el amor había huido y que ya no quedaba ni un lugar en su corazón que le permitiera sentir de nuevo. Que tenía su alma echa pedazos.
- por eso mismo es que me doy cuenta de que aun lo amas con lo profundo de tu corazón.- le contesto muy segura. - piensas que
jamás volverás a amar, ni confiar en nadie, que vas a volverte fuerte.
Pero no. Sabes muy bien que sus besos te hielan la sangre, y que no importa el paso del tiempo nada desaparecerá. Tu amor por él siempre fue infinito, puro. Un amor así, jamás desaparecerá. Y no digas que lo odias. No lo digas jamás, salvo el día en que un simple cruce de miradas no sea más que eso, que un adiós no sea causa de una dolorosa distancia, que sus palabras ya no estén grabadas en tu cabeza, que sus promesas no sean más que poesía barata. Quedaras exenta entonces, romperás con firmeza tu llanto y tu dolor.
Ese día sabrás que has dejado de amarlo.-

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